Luego de
la lentitud casi pasmosa con la que pareciera haber transcurrido marzo, quizás
porque muchos habíamos puesto la meta un tanto alta en los días de Semana Santa
y pronto nuestros planes de evasión se vieron desbaratados como consecuencia de
las restricciones impuestas en todo el territorio debido a la pandemia que
venimos padeciendo; llega el mes de abril –el de “las aguas mil”- con la
primavera instalada ya plenamente en nuestras vidas, el horario solar adaptado
a la normativa aprobada, los días cada vez con más luz, la campaña de
vacunación contra el coronavirus avanzando; y a uno se le antoja que este mes
puede resultar algo más agradecido en positivo que lo fuera el anterior de
marzo. A pesar de que se siga sin poder
acudir a los campos de fútbol, sigan suprimiéndose reuniones masivas,
convenciones, congresos, fiestas, romerías y demás eventos que puedan entrañar
un cierto peligro en la salud de las personas debido al virus de marras.
Claro que
esto en el aspecto digamos más frívolo y un tanto tocante al sentimiento
individual de la situación, porque si pasamos a otros terrenos, como pueda ser
el político que ahora mismo tenemos entre manos, ahí ya sí que el escenario
pacífico se desmorona a grandes trozos, cuando tenemos lo que tenemos y cada
día surge algo que complica todavía más lo anterior.
Hasta tal
punto, que la capacidad de asombro de los ciudadanos no parece estancarse ni un
tanto así, al tener que asistir cada día a una nueva entrega, más complicada si
cabe, que eleva el termómetro de las sorpresas unos cuantos grados más.
El caso
es que abril está ya situado entre nosotros con sus más y sus menos; y bien
pueda ser frío, caluroso o tibio, que de todo habrá entre sus días, sería de
desear que, a su término, en esto de la pandemia nos dejase situados ya en unos
estadios un tanto altos, con una buena parte de la población vacunada ya, otra
perfilada en cuanto a fechas inmediatas y los siguientes grupos prestos también
a ello; por aquello de acotar cuanto antes la propagación del virus y con la
mirada puesta en ese porcentaje mágico del setenta por ciento llegado el
verano.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino", el 07/04/2021)
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