… esperemos que éste haya sido el último coletazo invernal.
Pues sí, porque a lo que parece –y estos últimos días hemos tenido buena
muestra de ello-, al invierno, por más que se diga, no se lo come el lobo;
definitivamente no. Porque él tiene su
tiempo y, tarde o temprano, aparece inexorablemente.
Y es que, como el que no quiere la cosa, nos habíamos relajado un poco y
nos las habíamos prometido muy felices ya, al ver los almendros y otra serie de
árboles más en flor por cauces y valles, e incluso en la propia ciudad y sus
alrededores. Hasta tal punto, que
pensábamos que la primavera se había presentado ya pidiendo paso para
aposentarse entre nosotros.
Craso error, amigos; porque de pronto, todo cambió a nuestro alrededor,
aunque ya los informativos de televisión en su sección meteorológica, habían
comenzado días atrás a anunciarnos tímidamente el cambio que se avecinaba a
unas fechas vista.
Nosotros, empero, amarrados a la apacible realidad que vivíamos y hasta
disfrutábamos, apenas le dimos credibilidad y pospusimos no asumirlo hasta
disponer de alguna información más, y así lo dejamos, confiados en que la
situación anunciada no fuese tal, o quizás un amago de la misma solamente.
Pero hete aquí que, en la madrugada de uno de los días, como anticipo a
lo expuesto las temperaturas bajaron de facto unos cuantos grados y, de la
noche a la mañana, el invierno regresó hasta nosotros con todo su cortejo de
fríos, lluvias, nieves, borrascas ininterrumpidas y sucesivas, vientos
huracanados, temporal marítimo y demás fenómenos atmosféricos en toda su
crudeza. Vamos, como si nunca antes lo hubiese hecho.
Y fue entonces cuando, sobre todo por la acción de los fuertes vientos
reinantes, hubo de ponerse en alerta al personal, pues se veía que aquellos
venían fuertes, mal encarados y con ganas de hacer de las suyas por estos
lares.
Y a fe que lo consiguieron, porque volvieron a aparecer árboles
arrancados y caídos a la vía pública en parques y plazas, pérgola de algún
establecimiento de hostelería derribada, contenedores de la calle volcados;
motivando incluso el cierre al público por algunas horas de más de un parque.
Entretanto, esperemos que éste haya sido el último coletazo invernal.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 11/03/2020)
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