Palencia es, ahí donde la ven y también la sienten cada día, una ciudad de verso...
Basta con
darse una vuelta con ojos observadores por el perímetro central de la ciudad,
para percatarse de que ésta, Palencia, nuestra Palencia es algo más que bloques
de pisos con diferentes locales comerciales en sus bajos, formando un espeso
conglomerado de edificios en torno a una serie de calles diseñadas por sesudos
urbanistas, por donde circulan a diario coches y peatones.
En
efecto, porque Palencia es, ahí donde la ven y también la sienten cada día, una
ciudad de verso –sí, ese género literario donde las palabras se miden y se
hacen rimar entre sí-; o más en concreto, “Una manzana para comérsela a
versos”, como tan oportunamente han ideado desde la Asociación Amigos de la
Caneja, impulsando un bello proyecto consistente en la colocación de placas
adheridas a diferentes elementos arquitectónicos de la ciudad o en el propio
pavimento, que recogen fragmentos de poemas escritos por poetas palentinos que
fueron de aquí o que aún lo son, y que escribieron o todavía lo hacen poniendo
en una mano su pluma y en la otra su amor a Palencia.
De tal
suerte, que uno puede pasear por una de estas calles, puede que un tanto
cabizbajo, meditando tal vez sobre sus problemas del momento, y de pronto,
eleva la vista hacia un edificio que le sale al encuentro en el mismo frente, y
se topa con un cartel adherido a su fachada donde, unas palabras escritas en
forma de versos cargados de emoción y sentimiento, y leídas con paciente
atención, le incitan a reflexionar, propiciando que, tal vez a partir de entonces,
sea capaz de mirar su situación personal desde otra perspectiva.
Y quién
sabe si también se conviertan, en un momento dado, en fuente de inspiración
cara al amor y al mundo que le rodea, para esa pareja de enamorados que,
sentados en una de estas plazas donde se han adherido estos paneles, alzan la
vista y se encuentran con que en la fachada que tienen de frente, aparecen
impresos unos versos que les reclaman su atención con tanta fuerza que vuelven
a leerlos por segunda y hasta por tercera vez, mientras se dan cuenta que, sin
haberlo previsto, ambos han comenzado a garabatear algunas palabras de manera
apresurada sobre un trozo de papel…
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 08/05/2019)
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