Y en esas estábamos iniciando enero, cuando de pronto, el cielo se nubló y
comenzó a llover y llover, un día sí y otro también... Y así estuvo durante
once jornadas seguidas, con sus días y sus noches; donde la lluvia cayó y cayó
con una cierta contundencia a ojos vista y también según las mediciones
realizadas por los encargados de los observatorios meteorológicos de por aquí.
Y lo que en principio fue una oportunidad muy bien recibida, porque las
lluvias supusieron un inmediato efecto beatífico sobre todos nosotros, pues
parece que esos días todos pudimos hasta respirar mucho mejor –nunca mejor
dicho-, y permitieron salvar aún a tiempo la mayoría de las cosechas de
nuestros campos; a pesar de la incomodidad que resulta que aparezca la lluvia y
te pille sin paraguas en medio de la calle; y no digamos ya si te encuentra en
pleno campo y lo que llega es un chaparrón continuado en el curso de las horas;
con el devenir de los días, la insistencia de las nubes en descargar su líquido
elemento por estos lares, comenzó a preocupar.
Aunque en su comienzo, parecía que, en esta ocasión, la llegada de la
lluvia, de entrada, a buen seguro que podía resultar del agrado de
prácticamente todo el personal de por estas tierras. Al menos en sus primeras
horas e incluso días; que luego, al ver que éstas se prolongaban jornada tras
jornada, las opiniones ya se diversificarían bastante, atendiendo al viejo
recordatorio de que “nunca llueve a gusto de todos”. Y, en esta ocasión, no iba a ser menos.
Porque la insistencia en su acción de la lluvia día tras día, hizo que
algunos de nuestros ríos provinciales se desbordasen, anegando a su paso, aguas
abajo, las zonas limítrofes al cauce y alcanzando momentos de pre-alerta y
alerta, temiéndose inconvenientes e incluso desastres mayores.
Si bien, al cesar las lluvias, las consecuencias no fueron a más en nuestra
demarcación territorial, que sí fuera de nuestros límites provinciales donde,
el encuentro final de unos y otros ríos, agravaron el problema allende nuestra
provincia.
Y lluvias que permitieron también que, en las
cabeceras de nuestros ríos, los embalses del norte provincial acumulasen
durante esos días importantes cantidades de agua como remanente y reservas
hídricas para
los momentos de sequía.
¡Y resulta tan gratificante en el tiempo estival, girar una visita a
nuestros embalses y encontrarlos a tope de agua…!
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 20/01/2016)
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