Ahora que, con el tiempo de verano, muchos de nuestros pueblos adquieren un
cierto protagonismo y un cierto ajetreo en sus calles, si bien engañosos,
porque para hacer un perfecto seguimiento, habría que ver a estos mismos
pueblos durante cualquier otro día del año, pongamos en torno al crudo
invierno; cuando, a buen seguro que una mañana les recorres de punta a punta y
no te encuentras ni con el “apuntador”, que refiere el dicho popular. Tampoco con el regidor del municipio que, en
la mayoría de los casos, se encontrará en la capital, donde además vive y
ejerce su actividad laboral; eso sí localizado en todo momento en su teléfono
móvil y con posibilidad de contacto para cualquier asunto a través del moderno
"whatsapp".
Son los modernos sistemas de comunicación, que permiten que la distancia no
sea obstáculo para ejercer día a día, por ejemplo, el cargo de regidor
municipal aun sin residir en la propia localidad; ya que, de otro modo, al no
poder obtener en ella rentas del trabajo para subsistir, tampoco sería posible
ejercer el cargo. Tiempo atrás, bastante
tiempo ya, cuando todavía nuestros pueblos contaban de manera general con un
considerable número de habitantes, nosotros los chavales, para citarnos al día
siguiente y continuar con nuestros juegos, no nos enviábamos un mensaje para la
hora de la cita –entre otras cosas porque nadie había inventado todavía esto de
la red de redes, ni nada por el estilo-; a lo máximo, mandábamos al hermano
pequeño para que dejase el recado en la casa del amigo. O, simplemente, salías
a la calle, que alguien acudiría al rato.
Llegaba la fiesta del pueblo y los chavales la gozábamos como los que
más. El lanzamiento de cohetes, las
novedades de los puestos de dulces, la llegada de la orquesta que iba a poner
la música en el baile de tarde, a la que con carácter previo acompañábamos en
los pasacalles musicales, eran consabidos cada año. Y luego, el baile al caer
la tarde y hasta altas horas de la madrugada, del que nosotros participábamos a
nuestra manera persiguiéndonos con cualquier disculpa por entre las parejas que
bailaban en la era, interrumpiendo en ocasiones sus pasos o tropezando con
ellos, por mor de la casualidad…
Dos pequeños retazos tan solo, con el recuerdo puesto en mi pueblo, Velillas del Duque, que la
memoria me ha traído hoy al presente, cuando nuestros pueblos están de bote en
bote y con fiestas por doquier. Que sea así por muchos años.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 19/08/2015)
Muy interesante, los recuerdos que del pueblo tuyo, José Javier, te han llegado.
ResponderEliminarA mí me pasa lo contrario, casi no conozco al mío, y sí está muy concurrido, vive gente todo el año, es una villa norteña, con río en su haber. Tan solo pasé año y medio en él, y lo poco que sé ahora, no me vale mucho para darle una mejor valoración.
Pero, como bien cuentas, los hay, qué casi no hay habitantes y su regidor reside en al capital o en otro pueblo más grande, para poder subsistir, aunque, en contacto continuo con sus vecinos.
Un abrazo,
Muy interesante, los recuerdos que del pueblo tuyo, José Javier, te han llegado.
ResponderEliminarA mí me pasa lo contrario, casi no conozco al mío, y sí está muy concurrido, vive gente todo el año, es una villa norteña, con río en su haber. Tan solo pasé año y medio en él, y lo poco que sé ahora, no me vale mucho para darle una mejor valoración.
Pero, como bien cuentas, los hay, qué casi no hay habitantes y su regidor reside en al capital o en otro pueblo más grande, para poder subsistir, aunque, en contacto continuo con sus vecinos.
Un abrazo,
Muchas gracias, ´Mía, por tus palabras. Son un par de retazos nada más, así a bote pronto. Y haberlos los hay de todos los tipos, claro; los recuerdos digo. Un abrazo.
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