Uno escribe siempre, o al menos lo intenta, desde la calma y el sosiego,
aun a sabiendas de lo poco o nada tranquilo y calmado que anda el mundo por ahí
fuera. Y aquí, cada cual buscaría rápido un ejemplo donde se cumpliese esta
máxima con bastante aproximación a la realidad.
Porque no es que en nuestro país esté todo como en una balsa de aceite,
sobre todo en el patio comunitario que, por aquello de que un buen día se topó
de lleno batiendo palmas con el arte de la política, baila hoy al ritmo de tres
por cuatro y mañana al de cuatro por cuatro, por poner dos compases musicales
de fácil retención.
El caso es que, como estamos en año electoral en varios frentes, apenas uno
sale a la puerta de casa y por ahí en eso, y de pronto se escucha lo que se
escucha y, en ocasiones, se oye lo que se quiere –perdón, lo que se oye-, sin
que tengamos que alejarnos mucho de nuestro propio entorno para
comprobarlo. Aunque tal vez “lo peor”
esté por llegar y debamos añadir, quizá para consolarnos, aquello de “y lo que
te rondaré morena…”
Pero no todo por aquí, afortunadamente, gira en torno al espacio político y
toma un cariz poco amable y un tanto crispado, porque también tenemos noticias
del ámbito cultural que nos muestran una cara más amable y complaciente, que
agrada conocer.
Es el caso de la nueva etapa que se ha puesto en marcha desde el cabildo
catedralicio para programar las visitas a nuestra catedral de San Antolín. Una forma diferente de entender y de exhibir
al mundo nuestra joya artística por antonomasia.
Un querer mostrarla en todo su conjunto desde otra perspectiva bien
diferente a como hasta ahora se venía enseñando. Más en su totalidad, si acaso, pero contando
con las particularidades y las riquezas que atesora; sabiéndolas “vender” de
una manera más directa y con nuevos itinerarios aprovechando sus vericuetos más
escondidos, incluso añadiendo la posibilidad de otearla desde las alturas como
novedad muy significada.
Contando de entrada con que el mismo eslogan de esta nueva campaña de
visitas para nuestra catedral ya lo dice todo: “La bella reconocida”; un paso
más tras aquel tan famoso de “la bella desconocida”, que tanta verdad encerraba
en sus tres palabras.
Anda, no me digas, que este año, el ámbito Turístico se va a vestir de aletas con algunas aspas y aerostática...¡Vaya, qué cosas!
ResponderEliminarA ver a qué preciso, por qué, como sean descomunales... no sé yo, quien se va acercar. Aunque, no estaría nada mal, poderla ojear desde arriba del todo, pero, que no sea mucho, y estaría la mar de genial "otear La Bella Desconocida" desde ahí mismo, pero... más arriba....
Un abrazo, Mía.
Sí, la perspectiva desde las alturas -una media altura- será digna de admirar; algo no visto con anterioridad en nuestra Catedral, lo que hará que aumenten las visitas.
EliminarMe gusta, a veces no todo es como quisiéramos, pero tu tienes la suerte de poder comentarlo tan bien.
ResponderEliminarApuesto por. La Bella Reconocida.
Desde luego, siempre será mejor algo "reconocido", que algo "desconocido", si con que es "bella" ya partimos de entrada.... Muchas gracias.
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