miércoles, 26 de noviembre de 2014

OTOÑO SÍ, PERO NO…


Ahora que estamos en la era de las comunicaciones por doquier y que éstas van a una velocidad de vértigo, donde prácticamente medio mundo puede estar informado al minuto –incluso al segundo, en ocasiones-, de lo que hace o le pasa al otro medio; ahora, cuando disponemos de tantas alternativas para poder elegir en un determinado momento sobre un aspecto en concreto; ahora parece querer instalarse el otoño en nuestras vidas –ahora parece que ya sí-.

Y, sin más, aparece frente a nosotros, nos muestra su descarnada “patita”, se nos estabiliza y se nos instala con toda la parsimonia del mundo en medio del cotarro que tenemos montado por estos lares –que no es moco de pavo precisamente-, para quedarse entre nosotros durante una larga temporada. 

Y nosotros aquí, sin poder hacer nada más que abrigarnos un poco más, echar otro tronco de leña más a la estufa y tratar de aguantar el chaparrón de la mejor manera posible.

Aunque si bien, y a fuer de ser exactos, ocurra en este ínterin que la situación nos tenga por momentos un tanto confundidos porque, aunque parezca que es que sí, resulta que es que no.  Porque de un día para otro se nos cuela por popa y a babor un vientecillo suave cargado de unas temperaturas súper agradables para la época del año en la que nos encontramos, que nos asesta un vuelco total en el ambiente.

A este respecto, apuntan los más viejos de estos lugares, quienes cada vez van siendo muchos más en número y en achaques de salud reconocidos, que la cosa esta de la meteorología más llevadera por estas fechas, tiene que ver mucho con el fenómeno que se conoce como “veranillo de noviembre” o “veranillo del membrillo”, cuya recolección se produce justo en este tiempo que ronda la festividad de San Andrés –el 30 de noviembre, fiesta grande, por cierto, en la localidad palentina de Quintanilla de Onsoña que le tiene como patrono-, y nunca más allá, como así lo reconoce el refrán: “Veranillo del membrillo, por San Andrés concluido”.  Porque sin duda que el otoño mondo y lirondo, en estado puro, llegará con sus efectos ya conocidos. 

Para, a continuación, convertirse en tiempo de invierno  –crudo y duro como le viene siendo habitual por estas tierras-, andando los días y allá hacia el 21 de diciembre. A la vuelta de la esquina como aquel que dice.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 26/11/2014)
 

 
      
  

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