Bueno, pues llegada esta fecha de enero del nuevo año, miércoles 8, ocurre
que ya pasó el día de Navidad y su gran víspera; y también el día de Año Nuevo
y su inmediato anterior. Y también la
fiesta de Reyes. Y a estas alturas de
enero, todo el mundo andará ya en sus quehaceres habituales o a punto de
retomarlos; esto es, como expresa el dicho popular: “cada mochuelo en su
olivo”.
Y por coincidencias y azares de la edición del periódico (ya saben que el
día de Navidad y el día de Año Nuevo no se elabora este rotativo, al igual que
tampoco otros de tirada nacional), éste que suscribe no ha tenido la
oportunidad de felicitarles a todos ustedes el nuevo año recién comenzado. Así que, como de “bien nacidos es ser agradecidos”,
lo hago ahora sin más dilación: ¡Feliz Año Nuevo 2014!, queridos lectores de
estas líneas semanales.
En efecto, y enlazando con mis primeras palabras, seguro que sin darnos
demasiada cuenta, pasó la Navidad por nuestras vidas, cuando pareciera como si
fuese ayer mismo que la comenzábamos… Aunque esta aseveración bien sabemos que
no vale ya para nuestros días, porque no fue ayer precisamente, sino que
llevábamos “estando de Navidad” desde hacía más de un mes.
Y cada año vemos cómo se la hace comenzar mucho más pronto. Apenas despuntado noviembre ya comienza un
sector de la sociedad a mostrarse inquieto y a propagar a los cuatro vientos
que “ya es Navidad”, aunque la nieve y los rigores climatológicos no hayan
hecho siquiera acto de presencia en las cumbres más elevadas, como desde
siempre estábamos acostumbrados a escuchar y sentir.
Y es que desde que una gran cadena comercial de ropa y regalos dijo aquello
de que en sus instalaciones “ya era Navidad”, todo el mundo comenzó a
revolucionarse y a ponerse en la misma línea de salida para no quedarse atrás
ni un ápice. Y así hemos llegado a estar
donde estamos en cuanto al adelanto de esta celebración.
Total que, entre unas cosas y otras, pensares y
otras meditaciones y rebajas mil por doquier, pasarán estos primeros días del
año tratando de regresar, si es que hubo parón navideño, a nuestros quehaceres
del día a día que, en esencia, no será más que regresar a la rutina -¡bendita
rutina!, para algunos-, y a la práctica de lo que nos es más habitual, que es cuando la excepción sienta
mejor. Porque una vez comenzado, el
propio impulso te hará que sigas y sigas sin parar.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 08/01/2014)
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