Pues como
el que no quiere la cosa, estamos ya en el segundo de los dos meses típicos del
verano de toda la vida, agosto. Y claro,
como era de prever y porque así debe ser además, el calor viene apretando de lo
lindo. Porque, de otro lado, ¿cuándo si
no lo va a hacer?.
Bien es
cierto que la fuerza de sus rayos no descarga por igual en todo el territorio
peninsular e insular. Ya lo sabemos de
cada verano y así viene ocurriendo, que unos buscan este elemento por encima de
todo en tanto otros huyen de él a poder que sea.
Pero
vamos, que eso es así y no se puede cambiar.
Lo que a lo máximo se puede, es buscarlo y gozar de él en su máxima
expresión, si ese es el interés; o ponerse a cubierto y combatirlo de las
formas habituales.
Eso sí,
como consecuencia de todo ello, en el plano general el país va al ralentí en
muchos aspectos de la vida, sin que los motores de la actividad se paren en su
totalidad, en efecto; pero sí que se encuentran al mínimo de revoluciones;
logrando así permanecer en activo en modo digamos conservación y con muy poca
actividad. Sólo la básica, podría
decirse.
Porque la
mayoría del personal –según turnos-, anda fuera de sus puestos de trabajo,
disfrutando de unos merecidos días de vacaciones; que estamos en el mes en el
que estamos y es lo que prima por encima de todo.
Claro que
aun partiendo de esa premisa, dado lo convulso que está el área de la política
en nuestro país de un tiempo a esta parte, no todo el mundo anda gozando por
igual del descanso cuasi total como ocurría tiempo atrás; si acaso, unos pocos
días tan solo que se habrán podido tomar a caballo de tal o cual súper
imprescindible momento de tener que permanecer al frente de los botones de
mando. Y pare usted de contar.
Que los
acontecimientos en ese aspecto no pintan nada bien y no se muestran pacíficos
para que uno se pueda permitir el lujo de irse de vacaciones todo un mes y
descansar cada día a la pata la llana, como sin duda sería lo ideal; porque
demostraría que las cosas caminan por su cauce habitual y ya llegará
septiembre para ponernos las pilas y tirar hacia adelante.
En
cualquier caso, ¡feliz mes de agosto!, claro.
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