Me he sentido muy feliz y emocionado al volver a pisar
estas calles y estos caminos de mi querido Velillas del Duque, mi pueblo de
referencia de aquellos años de niñez y adolescencia que, junto al resto de
chavales de aquel entonces, nos viera corretear por sus calles, divertirnos
cada día en sus entornos con infinidad de juegos, mitad inventados, mitad
entroncados en la más rancia tradición; y, sobre todo, buscando cualquier
excusa para estar siempre en la calle.
Una tierra, en definitiva, que pasaría luego en la edad adulta a formar
parte del yo constante de mis referencias; y que este verano ha vuelto a
mostrarse brillando con luz propia y con
sus calles colmadas de voces.
Unos predios estos que, andando el tiempo, tantas
veces he tenido el privilegio de poder sentir como inspiración en no pocos
ratos de escritura frente a la hoja de papel, glosando y ensalzando las
costumbres, las fiestas, las tradiciones, el buen hacer y la vida en general de
las gentes de mi tierra.
Por eso ahora, al poner el pie sobre estos entornos y
recorrer de nuevo tantos años después estos caminos, la emoción me ha podido
por completo y ha hecho que mi sentimiento acabe desbordado por entero.
Y al levantar un poco más la vista en la distancia y
divisar en el horizonte de nuevo estos páramos, testigos mudos de tantos años
teniéndolos como referencia imaginaria, y estas tierras de labor que saben
mucho de aquellos arduos y penosos trabajos de recolección de las cosechas por
parte de nuestros mayores, no puedo por menos que admirar de nuevo a aquellas
personas y dejar reblandecerse al corazón al pensar en ellas.
Porque son muchos los recuerdos de aquel tiempo del
ayer que en estos momentos han vuelto a sobrevolar sobre estas llanuras y estas
tierras de labor, no sé muy bien si invitándome a la reflexión y a tratar de
que pruebe a ensayar en el lugar algún tipo de estancia de más larga
duración. O simplemente, se trate de
alimentar aún más las claras referencias de aquel tiempo.
Intentaré, en cualquier caso, dilucidar lo que el
pensamiento ha querido transmitirme a golpe de recuerdo. Y, de encontrarlo,
ensayaré el ponerlo en práctica.
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