los buenos propósitos que nos marcamos en estos primeros días, con la intención firme de, en esta ocasión sí, llevarlos a buen término...
Llega el mes de enero, finalizan las fiestas navideñas –de por sí
transgresoras en lo concerniente a la alimentación equilibrada y en su justa
medida-, y hay un aspecto de nuestras vidas que vuelve a repetirse año tras
año. Y es el de los buenos propósitos que nos marcamos en estos primeros días,
con la intención firme de, en esta
ocasión sí, llevarlos a buen término; si no todos –porque puestos a pedir,
somos bastante generosos en ello-, sí al menos alguno de ellos.
Y así entre otros propósitos que, no son nuevos en esencia porque, para
nuestro disgusto, se repiten los del año anterior e incluso los de anteriores
eneros, nos encontramos con que volvemos a querer apuntarnos al gimnasio, donde
prometemos acudir cada día que nos sea posible; a realizar andando los
kilómetros de rigor que señalan los entendidos en la materia; nos proponemos
dejar de fumar en firme; nos marcamos una alimentación más saludable, sosegada
y que nos haga perder esos kilos de más que las pasadas fiestas nos hicieron
ganar; planeamos el repetido hito de apuntarnos a una academia para aprender
ese otro idioma que siempre quisimos conocer…, etc., etc.
Poco a poco van pasando los días del mes, nos vamos metiendo en un
círculo cómodo de una cierta habitualidad, la temperatura ambiente reinante en
el exterior no es la más propicia sin duda para invitarnos a salir de casa para
realizar la actividad externa propuesta… Total, que se van añadiendo
condicionantes de uno y otro lado que ayudan a aniquilar en buena medida los ánimos
personales y a hacer que las actividades y buenos propósitos buscados terminen
por quedar olvidados y arrojados por tierra con el pasar de los días.
Y a este respecto resulta muy gráfico un pequeño chistecillo que alguien
ha puesto en movimiento justo por estas fechas.
Y que habla de aquel que en estos primeros días de enero se apuntó al
gimnasio para tratar de recuperar su peso y silueta habituales, pero que se
olvidó de aparecer por él; y un buen día, como veía que su aspecto físico no
mejoraba, dicen que comentaba entre los suyos, “voy a tener que pasar
personalmente por el gimnasio a ver qué pasa”.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 22/01/2020)
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