entremezclándose la exuberante vegetación del camino con las tierras de labor...
Con el campo en plena ebullición en estos momentos,
los sembrados tirando fuerte hacia arriba gracias a las últimas lluvias de la
temporada –augurando una satisfactoria cosecha- y las avecillas de estas
campiñas mostrándose alegres y cantarinas al recibir desde las primeras horas
de la mañana los cálidos rayos de sol del nuevo día, en tanto, a la par, van
dando por finalizada su labor reproductora del presente ciclo sacando adelante
sus polluelos; cuando todo eso sucede en nuestro entorno, resulta todo un
regalo especial para los sentidos el adentrarse sin prisa durante un amplio
espacio de tiempo por entre estas sendas y lugares mil, huyendo del habitual y
tenaz ruido que envuelve el centro de la ciudad.
Todo un lujo, en nuestra ciudad en concreto, una tarde
de este mayo, que ya apunta hacia una marcada bonanza climática a lo largo de
sus muchas horas de luz, dirigir nuestros pasos hacia los entornos de nuestro
río Carrión y, tras extasiarnos algunos minutos viendo correr mansamente sus
aguas, pensando en miles de historias, pasear con calma por algunos tramos de
sus riberas, dejando huir nuestro pensamiento mientras nuestra vista se
embelesa con la contemplación de la variopinta vegetación que le rodea y
envuelve en esos tramos de su recorrido, no importando demasiado el lugar en el
que le comencemos.
Tomando a continuación uno cualquiera de los puentes o
pasarelas que comunican una y otra parte de la ciudad, para adentrarnos con
mayor profundidad todavía en unos paisajes totalmente de ensueño, donde la
amplia y espesa flora va cambiando de color y de aspecto a cada paso, dándonos
la oportunidad de poder dejar por momentos la ciudad con sus ruidos, sus prisas
y su aire un tanto contaminado a nuestras espaldas.
Y, según la dirección que tomemos campo adelante,
entremezclándose la exuberante vegetación del camino con las tierras de labor,
que nos van mostrando ya su nacencia y su disposición para una positiva
continuación en el crecimiento andando los días. Salpicado todo ello por los cantos de pájaros
de diferentes especies, que parecen darnos la bienvenida al adentrarnos en sus
posesiones.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 23/05/2018)
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