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Esperemos que comience pronto a ejercer de tal y nos regale sus afectos en toda su amplia acepción...
Estábamos últimamente metidos en plena vorágine de
fríos, nieves, lluvias y todas sus consecuencias a ojos vista; empleándonos a
fondo en cómo esquivar la furia de estos elementos atmosféricos, o tratando de
que, al menos, sus efectos fuesen lo más llevadero posible; y no nos estábamos
dando cuenta cómo, poco a poco, se nos iba colando en medio de nosotros en
total silencio, una linda “jovencita”con alas para poder volar de lugar en
lugar, de flor en flor –justo las que ella es capaz de propiciar-, y entonces
nos asomamos a las afueras del campo y comenzamos a sonreír.
Y es que, justo desde el día de ayer, a eso de las
17:15 horas de la tarde para ser más exactos, estamos por aquí en tiempo de
primavera –la que la sangre altera, sí-. ¡Bienvenida! seas, pues, primavera.
Que ganas teníamos de ello por estos lares, porque ya
ansiábamos que fuesen terminando los fríos y los hielos, los días nublados y
grises, las escasas horas de luz y las jornadas interminables al calor de la
chimenea; aunque sus benéficos efectos los iremos notando poco a poco. Para, ya desprovistos de la mayor parte de
las prendas de abrigo, salir a nuestros campos y nuestros prados y ver cómo
reverdecen los árboles, cómo brotan de pronto montones de flores que adornan
nuestros jardines, y cómo, de manera general, todo cambia de color y parece
alegrarse a nuestro alrededor.
Y como resulta que el invierno no primavereo entre
nosotros –porque de fríos, hielos, nieves y demás, tuvimos y con creces por estas
alturas-, es de esperar que la primavera no inverneará, según cuenta el dicho
popular. En ello confiamos.
Aunque habrá que darse prisa y, a las primeras de
cambio, salir a disfrutar de sus bondades en campos y prados, y también en
parques y jardines, porque ya sabemos que, al revés que el inverno, que se hace
eterno, la primavera pasa ligera.
Esperemos –porque estamos anhelantes de ella-, que
comience pronto a ejercer de tal y nos regale sus afectos en toda su amplia
acepción; que nosotros –ávidos como estamos de ellas-, sabremos acogerlos de
una manera inmejorable allá donde estemos y donde nos encuentre su acción.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 21/03/2018)
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