Hemos
alcanzado ya el segundo de los meses más típicamente veraniegos, agosto. Quizás el que más viene marcando y ejerciendo
su influencia en el calendario de esta estación del verano. Y, por ello, cuando mayor número de
ciudadanos se encuentran disfrutando de su ansiado período de vacaciones; lo
que haría que el país en general fuese un tanto al ralentí en el día a día de
la actividad laboral y de los acontecimientos ordinarios.
Bien,
pues esto último, que habitualmente parecía estar llevándose a cabo con una
cierta regularidad cíclica durante un tiempo en el pasado, con medio país
descansando o divirtiéndose y durmiendo luego a pierna suelta, incluso en
siestas de tardes copadas por el calor; resulta que durante los últimos tiempos
–muestra de ello ya venía produciéndose en los últimos años-, éste que ahora tenemos entre manos habría
venido a pulverizar todos los récords de quietud y tranquilidad, pero justo por
lo contrario. O sea, nada de todo
aquello.
Y es que
no ha sido necesario a los diferentes medios de comunicación el tener que
acudir a las típicas serpientes de verano inventando historias, para aportar
contenido e información a sus lectores y escuchantes habituales. Antes al contrario, porque más bien las
noticias han desbordado las redacciones en todo momento y durante todos los
días.
Es lo que
ha venido a ser un verano caliente, y no sólo por lo elevado de las
temperaturas que, en efecto han batido todos los récords, con el personal no
sabiendo ya dónde meterse para protegerse de los rayos de sol y refrescarse un
poco por dentro y por fuera.
Porque lo
que estamos teniendo encima de nuestras cabezas en medio de un ambiente
político y de convivencia tan crispados y fuera de lugar, se asemeja bien a una
espada de Damocles, pendientes cada día de ver con qué noticia nos
desayunaremos esa mañana, y a qué grado de desestabilización del país nos puede
llevar. Porque lo de encontrar una
salida pactada de la crisis, hace tiempo ya que dejó de manejarse. Y ahora lo que parece primar es la
resistencia.
Entretanto,
el sol sigue apretando de lo lindo, como debe ser en un mes de agosto que acaba
de adelantarnos por la derecha.