miércoles, 21 de marzo de 2018

¡Bienvenida, primavera!

Foto (Internet)


Esperemos que comience pronto a ejercer de tal y nos regale sus afectos en toda su amplia acepción...


Estábamos últimamente metidos en plena vorágine de fríos, nieves, lluvias y todas sus consecuencias a ojos vista; empleándonos a fondo en cómo esquivar la furia de estos elementos atmosféricos, o tratando de que, al menos, sus efectos fuesen lo más llevadero posible; y no nos estábamos dando cuenta cómo, poco a poco, se nos iba colando en medio de nosotros en total silencio, una linda “jovencita”con alas para poder volar de lugar en lugar, de flor en flor –justo las que ella es capaz de propiciar-, y entonces nos asomamos a las afueras del campo y comenzamos a sonreír. 
 

Y es que, justo desde el día de ayer, a eso de las 17:15 horas de la tarde para ser más exactos, estamos por aquí en tiempo de primavera –la que la sangre altera, sí-. ¡Bienvenida! seas, pues, primavera.
 

Que ganas teníamos de ello por estos lares, porque ya ansiábamos que fuesen terminando los fríos y los hielos, los días nublados y grises, las escasas horas de luz y las jornadas interminables al calor de la chimenea; aunque sus benéficos efectos los iremos notando poco a poco.  Para, ya desprovistos de la mayor parte de las prendas de abrigo, salir a nuestros campos y nuestros prados y ver cómo reverdecen los árboles, cómo brotan de pronto montones de flores que adornan nuestros jardines, y cómo, de manera general, todo cambia de color y parece alegrarse a nuestro alrededor.
 

Y como resulta que el invierno no primavereo entre nosotros –porque de fríos, hielos, nieves y demás, tuvimos y con creces por estas alturas-, es de esperar que la primavera no inverneará, según cuenta el dicho popular.  En ello confiamos.
 

Aunque habrá que darse prisa y, a las primeras de cambio, salir a disfrutar de sus bondades en campos y prados, y también en parques y jardines, porque ya sabemos que, al revés que el inverno, que se hace eterno, la primavera pasa ligera.
 

Esperemos –porque estamos anhelantes de ella-, que comience pronto a ejercer de tal y nos regale sus afectos en toda su amplia acepción; que nosotros –ávidos como estamos de ellas-, sabremos acogerlos de una manera inmejorable allá donde estemos y donde nos encuentre su acción.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 21/03/2018)
 
 

 

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