miércoles, 31 de enero de 2018

A por febrero



Pero el día de fiesta nos recompone de momento la situación…


Bueno, pues hoy finaliza por fin éste, según el general sentir, “largo” mes de enero; del que decíamos hace poco se estaba haciendo casi interminable en la sucesión de sus días, quizás influenciados un poco, entre otras cosas, por el marchamo que desde hace algún tiempo le viene acompañando: la famosa “cuesta de enero”.
 

Total, que mañana nos levantaremos siendo febrero en nuestro calendario de los días. Y lo haremos, seguramente, por estos lares palentinos con una pequeña sonrisa en el rostro, pues estaremos en vísperas de una gran celebración festiva.  Nada más y nada menos que la que honra a nuestra Patrona, nuestra popular “Virgen de la Calle”, de profunda devoción entre los palentinos en su templo capitalino.
 

Y claro, con una fiesta así, llegado el día nos pondremos nuestras mejores galas para salir a la calle, acompañaremos, junto a gigantes y cabezudos bailando al son de la dulzaina y el tamboril a nuestra Patrona en su procesión hasta la catedral, imploraremos su protección para nosotros y nuestros hijos; y tras depositarla de nuevo en su hornacina en el templo que la acoge, haremos votos para que el año próximo todos nosotros volvamos a estar frente a ella.
 

Pero la cosa no acaba ahí, porque a continuación, con la fiesta popular inundando ya la ciudad y reclamando nuestra presencia, nos meteremos de lleno en ella y disfrutaremos de cada una de sus horas, apostando por las tradiciones más nuestras en el común de los festejos.
 

Mientras, en los exteriores -en el resto del país que no es la capital palentina, y en el mundo en general-, la vida continuará su ritmo de jornada laboral ordinaria; abierta por tanto a los problemas y los conflictos del día a día, que será menester encarar.


Resultando en el cómputo final, que se van resolviendo unos, posponiéndose hasta mejor momento la solución de otros y creándose en ocasiones un cierto pesimismo, cuando no desinterés en el común de la ciudadanía, que no sabe a qué carta quedarse, porque observa con harta frecuencia cómo lo suyo no aparece resuelto, ni siquiera en un futuro inmediato.
 

Pero el día de fiesta nos recompone de momento la situación…
 
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 31/01/2018)
 

 

 

 

 

 

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