miércoles, 28 de agosto de 2013

¡Viva San Antolín!

 
Burla burlando, como aquel que dice, hemos llegado un año más hasta estos días de finales de agosto y comienzos de septiembre, cuando nuestra ciudad se viste de gala de manera extraordinaria, echa el resto a la calle y se engalana toda ella con multitud de luces del más vistoso y atrayente colorido, invitando a la fiesta en su máxima expresión. Y todo ello, porque organiza por todo lo alto y en olor de multitudes sus grandes celebraciones en honor de su patrón San Antolín.
Las calles van cobrando día a día mucho más protagonismo y volviéndose de pronto animadas y bulliciosas, tras haberse mostrado en fechas anteriores escasas de personal y como aletargadas por el calor del estío mesetario, a la espera de los grandes acontecimientos que los próximos días trastocarán la ciudad en sentido positivo en muchos aspectos de su vida cotidiana.
Poco a poco van llegando a su final las vacaciones de una buena parte de palentinos, ausentes de la ciudad durante unos días, que no quieren perderse, este año tampoco, estas solemnidades festivas. En tanto, de otro lado, van llegando los visitantes aquí no residentes, pero que quieren acompañarnos en nuestros días de fiesta; los cuales serán, por supuesto, bienvenidos.
El Real de la Feria ha puesto en marcha ya sus atracciones de feria con, al parecer, alguna que otra novedad este año; en tanto que en el cogollo de la ciudad ha comenzado ya la feria de tapas con inusitado éxito, así como otros eventos más. 
A la par que una copiosa variedad de pasquines informativos ilustran ya en diversos puntos de la ciudad algunos de los espectáculos que se anuncian para los próximos días, junto al cartel anunciador de la fiesta que ya es todo nuestro.
Y así, con el personal en sus respectivos sitios, conocido por todos con antelación suficiente hasta el último detalle de la programación festiva, el gran público solo espera expectante a que, justo hoy, llegue pronto esa hora “H” para que, tras el famoso “chupinazo” del cohetón sanantolinero desde el balcón de nuestro Ayuntamiento, se  grite a los cuatro vientos de la noche palentina ese famoso ¡Viva San Antolín!, que todos los allí presentes responderemos a coro y a una sola voz, y se den por iniciadas las fiestas de este 2013. De tal suerte que, obtenido ya el oportuno permiso municipal, durante los próximos días, la alegría y la diversión inundarán nuestras calles a ritmo de charangas de ida y vuelta. Desde aquí, ¡Felices Sanantolines!

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 28/08/2013)

domingo, 25 de agosto de 2013

Una Calle muy paseada



Como esta Calle palentina que aquí reflejo, y que no es otra, como ya habréis adivinado, que nuestra sin par y única Calle Mayor Principal, va a volver a ser, sin lugar a dudas, la más transitada, caminada, paseada y, por ello, concurrida de todas nuestras vías urbanas durante los próximos días de la Feria de San Antolín, he querido rescatar un pequeño artículo que hice sobre ella hace ya casi unos tres años y que vio la luz en el Blog de nombre “Curiosón” de mi amigo palentino Froilán de Lozar, un enamorado de nuestra Montaña Palentina.

Aquí os dejo el enlace al mismo.  Espero sea de vuestro agrado.
http://curioson.blogspot.com.es/2010/12/palencia-y-su-calle-mayor-principal.html


J.J.T.

jueves, 22 de agosto de 2013

Prolegómenos de la Feria


Dicen los que de esto saben y entienden, que ese cierto tufillo mañanero, esa especie de olor a quemado que ha podido sentirse en la ciudad a primera hora de la mañana de hoy jueves, ha obedecido, salvo mejor explicación, a una extensión vía aérea hasta nuestros límites territoriales, por la acción del viento, del humo que está emanando de los incendios que estos últimos días se están produciendo en el vecino país luso, en tierras limítrofes con las de nuestro país.  ¿Será verdad?... Bueno, se admiten apuestas...

Pero lo que sí es cierto de todas todas, es que por aquí a lo que de verdad huele en estos días en cada rincón de la ciudad, es nada más y nada menos que a fiesta mayor, a días de feria y fiestas en honor de San Antolín.

Y es que se nota, se aprecia, se percibe ya cómo huele a música y a toros; a circo y a teatro; a churros y a vino dulce, a cañas y a tapas en plena calle, a paseo al atardecer y a vestido de gala el día del Patrón, a coches de choque y a algodón dulce, a bullicio y a jolgorio, a calles abarrotadas y a luces de colores iluminando desde lo alto cada una de las noches…

Así que, a recargar las pilas a tope durante estas horas previas, que los días que nos esperan llegan cargados de diversión y actividades para todos los gustos.

¡Felices Sanantolines!.   

J.J.T.

 

miércoles, 21 de agosto de 2013

A modo de Presentación



Comienzo aquí y ahora esta pequeña aventura de tratar de editar un Blog en esta red de redes que tenemos la posibilidad de tener tan cerca de nosotros, pues casi sin quererlo, nos rodea por doquier.   Algo tan natural en estos tiempos que corren, por otro lado, que seguro éste que recién acaba de nacer pasará a ocupar un lugar más en esa inmensa nebulosa etérea de la que cuelgan otros muchos más.

Y lo hago, de un lado, por una necesidad personal con la que trato de vertebrar una intención de ir añadiendo al mismo aquellas pequeñas o grandes ocurrencias del día a día, susceptibles de causar algún interés entre el respetable.

Así como también, por otro, el deseo de poder “colgar” cada semana el artículo de Opinión que cada miércoles, desde hace ya la friolera de diez años, tengo el inmenso honor de compartir con los lectores de este centenario periódico de nuestra provincia palentina, que es “Diario Palentino”.

Bien es cierto que, como material escrito había en abundancia durante todo este dilatado período de tiempo, el Blog en cuestión podía haber visto la luz mucho tiempo atrás, desde luego.  Pero, sin embargo, ha sido este agosto de 2013, cuando he creído adivinar una mayor necesidad de lanzarme a esta pequeña aventura que recién comienzo en estos momentos.

¡Bienvenidos!, pues, a todos aquellos de vosotros que queráis acercaros por aquí para compartir a través de esta red de redes unos minutos con las “ocurrencias” de quien suscribe.  Y animaros también a que, sin ningún tipo de miedo, aportéis vuestros comentarios a los posibles temas que en este Blog vayan apareciendo.

J.J.T.
 

DE OBLIGADA RECOGIDA



En el atardecer rutinario de esta población costera donde me encuentro, la luz se va desvaneciendo poco a poco, anunciando el final irremisible de este nuevo día. Por lo avanzado de la hora, en la playa la gente está ya de retirada, recogen sus pocas o muchas pertenencias playeras y comienzan a ir abandonando el lugar donde pasaron las últimas horas de la tarde entre actividades tan habituales y repetidas como dorar sus cuerpos al sol a ratos, pasear por el borde de la playa donde el mar lame la arena una y otra vez y entrar y salir del agua en repetidas ocasiones tratando de mitigar el fuerte calor del ambiente. 

El mismo operativo de cada día, hasta que al final se aprecie de manera clara la desnudez en que queda la playa tras abandonarla estos últimos bañistas, los más rezagados de la tarde, con sus pertenencias a cuestas calle arriba camino del apartamento que les da cobijo durante estas jornadas vacacionales.

De tal suerte, que el panorama en los alrededores cambiará en breve, con las hamacas ya recogidas y agrupadas para pasar la noche, los patinetes de agua aparcados en la orilla y las barquitas de recreo amarradas a continuación; en tanto las figuras en vertical de las personas que se van marchando, contrastan con los colores que se van apagando en el paisaje horizontal de arena y agua que tengo frente a mí.

Me gusta este atardecer en la playa, cuando la luz del sol se va extinguiendo por momentos, contemplado en tiempo de vacaciones desde el paseo, sin las prisas de los días de labor y aprovechando los últimos rayos del astro rey que acompañó de nuevo a los bañistas durante toda la jornada.

Al fondo, en uno de los laterales de la playa, el alargado malecón que conduce hasta el pequeño faro que se adentra allá lejos en el mar, comienza a recibir ya a algunos grupos de paseantes, mientras los últimos destellos de luz natural de la tarde se van perdiendo para desaparecer a continuación tras el horizonte.  Un agradable paseo hasta la punta del espolón, desde donde se domina toda la bahía y el mar en toda su inmensidad, que finalizará ya bajo la luz artificial.
A pie de paseo, comienzan a aparecer también los habituales paseantes de la noche, que írán en constante aumento, llevados hasta allí, además, por una dulce brisa que va haciendo más agradable aún el paseo. Y así hasta que finalicen  estos días de holganza laboral, que seguro lo harán cargados de una oportuna melancolía.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 21/08/2013)
  

lunes, 19 de agosto de 2013

Más verano, por favor


Sigue el personal estos días asido al verano, cada uno de la forma que mejor sabe o puede, tratando de llevarse de él aquello que más le pueda satisfacer, porque posibilidades ofrece las que no están en los escritos.

Un verano éste que parecía no querer llegar así de buenas a primeras, haciéndose el remolón más de lo habitual en nuestra tierra en concreto, aunque ya anunciaban los meteorólogos que anduviésemos atentos, porque llegaría a su tiempo, y que lo haría, además, con toda la carga que le es característica.  Y vaya si llegó…

Así que, ahí anda el personal, disfrutando del verano en la playa de turno, en una de tantas que surcan nuestro amplio litoral, afianzando de buena mañana la sombrilla en la arena, hoy aquí y mañana allá, junto a las aguas tranquilas y cálidas de un mar en calma. O en la montaña, si sus preferencias se inclinan más bien por ese lado y prefieren disponer de unos días donde el calor no apriete con tanta contundencia y la naturaleza sea su compañera de la mañana a la tarde.  Dos ejemplos opuestos, pero reales, que marcan por sí solos un claro contraste a la hora de la elección.

Aunque las opciones sean bastantes más, todos lo sabemos, y seguro que tampoco le seguirá a la zaga con mucha diferencia ese disfrutar del verano en la propia tierra de cada uno o de sus ancestros, con los que se veraneó tantos años en la vieja casa de los abuelos del pueblo aquel que les viera nacer.  Y que hoy, por unas u otras circunstancias, albergan a infinidad casi de estas familias, propiciando al lugar un ambiente especial, donde los días pareciera como si se ralentizasen, dada la paz y la tranquilidad que por aquellos entornos se respira.

Y bien sea ésta, aquélla o la de más allá, la opción elegida, el caso es que la ciudad se encuentra prácticamente vacía de gente y vehículos estos días de agosto, sobre todo al atardecer, porque durante la mañana el habitual trajín ciudadano se mantiene de alguna manera, aunque disminuido claro está, y proporciona un cierto aire de actividad. 
Situación que se presenta mucho más acusada todavía durante los fines de semana; donde, entonces sí, se echa en falta a un gran número de palentinos en el habitual paseo por nuestra Calle Mayor y alrededores. Y que no será hasta los días de la última semana de agosto, cuando la actividad habitual comience a recuperarse paso a paso.

(Publicado en el periódico "Diario Palentino" el 14/08/2013)

Mostrando oficios


Existe en el que pudiéramos llamar cancionero infantil moderno, una canción, alegre y desinhibida donde las haya que, aunque tiene unos añitos ya, la chiquillería de cada nueva generación se conoce a las mil maravillas y tararea y baila a su son cada vez que se da la ocasión; y que no es otra que el famoso tema musical de Teresa Rabal “La canción de los oficios”.

Donde la voz dulce y melodiosa de Teresa, acompañada de fondo por un coro de niños de suaves y aterciopeladas voces que inspiran alegría y contento, van desgranando el nombre de una serie de profesiones y oficios de nuestra vida pasada y presente, tales como: carpintero, peluquero, barrendero, camionero, costurera, planchadora…, que los más pequeños tararean sin parar una y otra vez.

Bien, pues salvando las lógicas distancias y con esa misma temática de los oficios, en este caso predominando los que pudiéramos llamar del ayer sobre los del hoy, se lleva a cabo estos días en nuestra capital una exposición fotográfica que recrea estas profesiones de nuestra tierra palentina, algunas de ellas ya desaparecidas por exigencias del paso del tiempo y de la evolución de la sociedad, y que nos proporciona una visión totalmente realista de ese mundo de los oficios del pasado a la luz del presente.

Y claro, resultará curiosa para las generaciones actuales la visión de algunas de estas fotografías que reflejan antiguas profesiones ejercidas por personas de otras épocas con una vestimenta y unos útiles de trabajo bien distintos a los que hoy en día pueden verse, pero que resultan representativas al cien por cien de un momento y una situación concreta de la sociedad.

Que profesiones y oficios del pasado en número elevado han desaparecido en nuestros días por mor de la modernidad experimentada por la colectividad de los humanos, es innegable.  Pero no lo han hecho instantáneamente, sino que poco a poco han ido dando paso, incluso con su correspondiente esfuerzo, a adaptaciones de su original para terminar convertidas en otras de factura más moderna por exigencias del momento.
Y es entonces cuando exposiciones de este tipo cobran una doble dimensión, ya que por una parte hacen rememorar a las generaciones del pasado unos momentos de su ayer en el que a buen seguro  fueron felices con lo que tenían y, por otra, pueden recordar a los más jóvenes que lo que hoy tienen, se lo deben en buena medida a sus antepasados; ley de vida mostrada aquí en estilo puro.

(Publicado en el periódico "Diario Palentino" el 07/08/2013)

Aquí en la playa


Bien pudiera iniciarse hoy esta crónica del verano con aquella famosa reseña musical, clásica donde las haya, que ya recogía el viejo bolero cuando, en aquellos años y con toda su carga de romanticismo, lanzaba a los cuatro vientos aquello de: “cuando calienta el sol, aquí en la playa…”

Bueno, pues de ahí, a encontrarse el personal ahora, en estos días del verano, mañana sí y mañana también desplomado, tendido –con todo el respeto- sobre la hamaca de una playa cualquiera de, por ejemplo nuestro Levante, rodeados de bañistas por todos los lados luciendo palmito y “dorado” a partes iguales, con el mar a dos pasos frente por frente, hay una continuidad en el tiempo, la que ha dibujado el transcurrir de los años.

Incluso el sol sigue “pegando” de lo lindo allá arriba que, aquí en la playa, a ras de arena, la gran profusión de sombrillas de todos los colores y estilos, se lo impiden en buena parte en cada palmo de terreno. Sin espacio material apenas, por ello, para colocar, avanzada la mañana, una toalla más, una sombrilla más y una diminuta silla plegable más.

Pero es lo que tiene este afán por el sol en toda su mayor fuerza, la fina arena y el agua templada y sin asomo de roces con molestos animaluchos en los alrededores.  Y, a la par, ese interés por conseguir una piel dorada en auténtica exclusiva para lucir con posterioridad tono playero en los diferentes lugares de procedencia.

Aunque, eso sí, sin poder abstraerse totalmente de la actualidad del día que sigue su camino en otras partes del territorio patrio o del resto del mundo porque, aun no queriéndolo, de pronto alguien a nuestro lado, en la hamaca contigua, abre las páginas de un periódico y los primeros titulares de la portada del día impactan también en nuestra retina.

Y así, vemos cómo a pesar de que, frente a nosotros, la playa se encuentra todos los días de bote en bote, con gentes de diversas procedencias sin ocupación evidente, ni aparente oficio ni beneficio, el mundo sigue generando noticias por ahí fuera, y ¡de qué forma!, además, para llenar páginas y más páginas de periódicos de aquí y de acullá de nuestras fronteras, incluso durante el verano. 
Y es que la actualidad de nuestro mundo no se detiene ni un solo día, no tiene vacaciones y gira y gira siempre, cual lo hace la tierra alrededor del sol.

(Publicado en el periódico "Diario Palentino" el 31/07/2013)

Juegos de niños de ayer y de hoy

Que los juegos de nuestros pequeños, nuestros chavales o nuestros chiguitos –como con bastante frecuencia decimos por aquí-, tienen una sucesión cíclica en el devenir de los mismos en cuanto a los gustos a la hora de decantarse por unos o por otros, parece obvio establecerla, a juzgar por las preferencias y las modas en su uso que de repente irrumpen en su tiempo libre.  Y que un buen día, sin que medie motivo aparente alguno, desaparecen para dar cabida a otro tipo de juegos y así sucesivamente.
En este orden de cosas, en estos últimos meses hemos podido comprobar cómo ha irrumpido con fuerza entre nuestros pequeños la moda de la peonza, el bailarla de mil y una formas diferentes, rozando en alguna de ellas un cierto grado de acrobacia buscada.
Y no existe en estos tiempos un chaval –no entrado en la adolescencia todavía- que no salga a la calle sin su peonza “bajo el brazo”.  Con la que, una vez en su ambiente y dueño de la situación, no cesa de ejecutar a cada paso exhibiciones cada vez más difíciles de llevar a cabo y, por ello, más subidas de riesgo.  Porque lo de hacer que la susodicha ejecute un simple baile sobre el suelo ayudándose en su inicio con el impulso de una cuerda, lo tiene superado desde casi el primer momento de tenerla en sus manos.
Lo cual no obsta para que a pesar de esa manifiesta destreza, no todos los malabarismos lleguen a buen puerto siempre, y en ocasiones la peonza acabe aterrizando sobre el suelo desde una determinada altura, acompañada en su caída de un potente y seco ruido, que hace pensar a los no duchos en la materia o que no frecuenten esta actividad, que el chaval se ha caído con todo el equipo; y que la peonza, por supuesto, se ha hecho mil añicos.
Mas, debido al material moderno con el que ha sido fabricada, aquella no sufre magulladura alguna y queda como si tal cosa. Y, a sensu contrario, es capaz de aguantar otros cuantos impactos más de parecido tono.
Al final, por lo visto y oído, uno llega a la conclusión de que en este aspecto de los juegos infantiles tradicionales –independiente totalmente de los que se ejecutan a través de Internet o con revolucionarias maquinitas modernas y postmodernas al uso-, está casi todo inventado y lo que más bien ocurre en este caso es una sucesión en el tiempo de los diferentes juegos, sin solución aparente de continuidad. 

(Publicado en el periódico "Diario Palentino" el 24/07/2013)